Pasa el micrófono – Pendo Daudi
La salud menstrual se define como el completo bienestar físico, mental y social en relación con el ciclo menstrual. Esta definición refleja las diversas formas en que la menstruación afecta a la vida de las mujeres y a su capacidad para gestionar adecuadamente su salud menstrual.
La salud menstrual y la salud y los derechos sexuales y reproductivos (SDSR) están estrechamente relacionados. Ambas comparten objetivos similares de mejora de la salud y el bienestar, además del incremento en la igualdad de género. Lograr la salud menstrual es crucial para que las mujeres y las personas con diversidad de género puedan disfrutar de igualdad, derechos y dignidad.
Por eso, para la edición del Día de la Higiene Menstrual de nuestra serie Pasa el micrófono, presentamos a Pendo Daudi, defensora y promotora de la salud menstrual y fundadora de la Asociación de Apoyo al Bienestar de Mujeres y Niños (Women and Children Welfare Support Association, WCWSA) de Tanzania.
Cada día, millones de mujeres y personas de distintos sexos de todo el mundo se les dificulta manejar su menstruación de forma segura, eficaz y digna. Cuando era niña, a Pendo también se le dificultaba, lo que la llevó a convertirse en defensora y promotora de la salud menstrual. Conozca más sobre el viaje de Pendo a través de esta entrevista.
¿Quién es Pendo Daudi?
Me llamo Pendo Daudi. Nací en Tanzania, pero actualmente vivo en el Reino Unido debido al trabajo de mi esposo. Soy la fundadora y directora ejecutiva de una organización llamada Asociación de Apoyo al Bienestar de Mujeres y Niños, con sede en Zanzíbar, Tanzania.
Cuando era más joven, admiraba a la gente que trabajaba con la comunidad.Ver a la gente enfrentarse a dificultades siempre me inquietaba y quería ayudar. Esto me llevó a estudiar población y desarrollo.
Empecé mi carrera como gestora de proyectos en organizaciones dedicadas a apoyar a mujeres, niños y jóvenes. En 2015 decidí crear mi propia organización para ayudar a las niñas que luchan por menstruar con dignidad y sin estigmas.
¿Por qué salud menstrual?
No crecí en una familia adinerada y siempre nos costaba comprar productos menstruales. A menudo teníamos que renunciar a otras necesidades para poder comprarlos.
Aún recuerdo mi primera menstruación. Estaba en primaria y no tenía ni idea de lo que me estaba pasando. Estaba asustada y se lo conté a mi madre. Ella no me explicó mucho, solo me dio lo que casi todas las niñas usaban entonces -un trozo de tela vieja- y me explicó cómo usarlo.
Sin embargo, me manchaba con frecuencia, por lo que no quería ir al colegio ni jugar fuera durante mi periodo, ya que los niños se reían de mí. Así que me pasaba cinco días al mes escondida en casa, perdiéndome la escuela y mi infancia.
En mi cultura, los padres no hablan con sus hijos de la menstruación ni les dan ningún tipo de educación sexual. Evitan el tema porque asocian la menstruación con el sexo y creen que hablar de ello animará a las niñas a mantener relaciones sexuales. La mayor parte del estigma se debe a la desinformación. Cuando las niñas y los niños entienden que la menstruación es un proceso normal, es menos probable que avergüencen a los demás. Este estigma en torno a la menstruación eterniza muchos aspectos de la desigualdad de género. Por eso me dedico a ayudar a otras niñas a evitar la vergüenza y las dificultades asociadas a la pobreza menstrual.
¿Qué es la pobreza menstrual?
La pobreza menstrual se refiere a la falta de acceso a productos para el periodo, así como a la falta de acceso a agua limpia o baños seguros, y a la falta de información adecuada sobre la menstruación y la higiene menstrual. Además, abarca el derecho a manejar la menstruación sin vergüenza ni estigma.
La falta de educación y de acceso a la información es una de las principales causas de este estigma. Puede dar lugar a numerosos problemas, como que las niñas no vayan a la escuela y acaben abandonándola, matrimonios infantiles, una menor participación de las mujeres en la economía local y la perpetuación de las desigualdades de género en las comunidades.
¿Cómo y cuándo decidió fundar una ONG?
Cuando estaba en la universidad y más tarde en mi primer trabajo como gestora de proyectos, realizamos investigaciones y trabajamos con comunidades rurales cerca de Dodoma, Tanzania. Vi de primera mano cómo la gente luchaba contra la pobreza menstrual, algo con lo que me identificaba profundamente. Era desgarrador ver a las niñas faltar a la escuela por falta de productos para el periodo y el estigma y el acoso que sufrían cuando se manchaban.
Invité a las organizaciones con las que trabajaba, primero una local y luego una nacional, a introducir la educación sobre la menstruación y apoyar a las comunidades con productos menstruales y otras necesidades para manejar sus periodos. Sin embargo, sentí que no era suficiente.
Contacté a mi jefe para explicarle la situación, pero debido a la escasez de fondos, el acceso seguía siendo restringido. Quería ampliar nuestros esfuerzos y hacer todo lo posible para seguir apoyando a estas niñas. Mi pasión me llevó a poner en marcha mi propia iniciativa.
En 2017 puse en marcha este proyecto. Ha sido un proceso lento, no siempre fácil, pero siempre ha valido la pena.
¿Qué hace la Asociación de Apoyo al Bienestar de Mujeres y Niños (WCWSA, por sus siglas en inglés)?
Emprendemos diversas iniciativas encaminadas a mejorar la salud menstrual. Distribuimos productos menstruales en las escuelas y educamos a niños y niñas sobre la menstruación y la pubertad. Nuestro objetivo es que los jóvenes comprendan qué es la menstruación, por qué la experimentan las niñas y por qué los niños deben tenerla en cuenta. Este conocimiento les permite a los jóvenes apoyar a sus hermanas, futuras esposas, amigas y a cualquiera que lo necesite. Nos esforzamos por establecer un espacio seguro donde se puedan romper los tabúes y eliminar el estigma que rodea a la menstruación y la salud sexual y reproductiva en general.
Al principio, proporcionábamos productos menstruales desechables, pero pronto nos dimos cuenta de varios problemas. En primer lugar, el impacto medioambiental, ya que muchas comunidades carecían de métodos de eliminación adecuados. También nos dimos cuenta de que, en algunos contextos, las jóvenes no utilizaban correctamente los productos desechables por motivos religiosos. En Zanzíbar, donde empezó nuestro proyecto, la comunidad mayoritariamente musulmana tenía restricciones para eliminar la sangre con estos productos, lo que hacía que las niñas lavaran las compresas desechables. Por eso decidimos empezar a fabricar compresas reutilizables.
Ahora empleamos a jóvenes de la comunidad para fabricarlas, lo que les proporciona independencia económica y nos permite distribuir paquetes de manejo menstrual en las escuelas.
Otro aspecto clave de nuestro trabajo es combatir la desinformación. Las matronas y matrones son un gran apoyo en este esfuerzo. Dos o tres veces al año organizamos reuniones comunitarias con madres, matronas y profesionales del área de la salud para hablar de la menstruación y la salud sexual y reproductiva, la importancia de que los padres hablen de ello con sus hijos y cómo acabar con los tabúes. Aunque implicar a los padres y otros miembros de la comunidad ha resultado más difícil, sigue siendo un objetivo.
También estamos abordando cuestiones más complejas y sistémicas, tales como garantizar agua y saneamiento adecuados, y crear espacios seguros para que las mujeres gestionen su menstruación. En muchas escuelas, niños y niñas comparten los baños y no hay lugar para que las niñas se cambien y laven sus compresas. Abordar estos problemas es difícil y requiere una financiación considerable.
Además de nuestras iniciativas de salud menstrual, también participamos en actividades no directamente relacionadas con la menstruación. Fomentamos la capacidad de las comunidades locales mediante comités de formación para empoderar a las mujeres de las sociedades rurales y garantizar la sostenibilidad de todos nuestros proyectos. Consultamos y educamos sobre cuestiones medioambientales como el cambio climático, además de ofrecer incentivos para fomentar prácticas sostenibles. Además, estamos forjando alianzas con hombres y otras redes dedicadas a promover el empoderamiento y la emancipación de las mujeres.
¿Por qué se asocian con matronas y matrones para sus actividades?
Nos asociamos porque desempeñan un papel crucial en la comunidad. Las matronas son figuras de confianza que tienen profundas relaciones e influencia en las comunidades locales, especialmente entre las mujeres y las niñas. A menudo son el primer punto de contacto para cuestiones relacionadas con la salud, especialmente la salud sexual y reproductiva.
Su participación en nuestras iniciativas es transcendental porque pueden ayudar a cubrir la brecha en el conocimiento y la comprensión de la menstruación y la higiene menstrual. Están bien situadas para proporcionar información precisa, disipar mitos y acabar con el estigma que rodea a la menstruación. Su condición de personas de confianza les permite relacionarse eficazmente con los miembros de la comunidad, incluidas las madres y las jóvenes, fomentando debates abiertos y la educación sobre la salud menstrual.
Las matronas son personas clave en la comunidad. Se confía en ellas, especialmente las mujeres y las niñas. Tienen la capacidad de influir en un cambio positivo en la comunidad. Invito a las matronas a que continúen su increíble labor y utilicen su posición de confianza para educar y empoderar a la comunidad, especialmente en temas como la salud menstrual.
¿Cuáles son sus mayores retos en este momento?
La financiación ha sido el mayor problema desde el principio. Necesitamos encontrar una financiación estable y sostenible para seguir trabajando y ampliar nuestro impacto.
Quiero hacer mucho más que distribuir productos y ofrecer educación. También quiero abordar problemas muy arraigados, como el agua y el saneamiento.
En Zanzíbar seguimos teniendo problemas con el agua potable. Colaboro estrechamente con el gobierno y otras organizaciones para resolver este problema. Por desgracia, no dispongo de fondos suficientes para llevar agua potable a los pueblos o las escuelas. Solo puedo hacer lo que está dentro de mis posibilidades económicas actuales.
¿Cuál es su esperanza para el futuro?
Mi sueño es que todas las niñas tengan acceso a productos para el periodo, agua limpia, baños seguros e información completa sobre la menstruación. Imagino un futuro en el que el estigma que rodea a la menstruación se reduzca en las comunidades, lo que permitirá a las niñas dedicarse libremente a sus actividades, participar plenamente en su educación y perseguir sus sueños.
¿Le interesa saber más sobre la salud menstrual?
Menstrual Rights Global, una organización con la que colabora Pendo, está impulsando y diversificando la narrativa global de la salud menstrual, y destacando cómo la menstruación impulsa o dificulta la vida cotidiana de las mujeres.