Asuntos humanitarios y climáticos, Asia Sudoriental

Detrás de cámaras: La mirada de Fabeha Monir sobre las matronas que trabajan en contextos humanitarios 

ICM
6 marzo 2025

Detrás de la cámaras es una serie en curso que rinde homenaje a los talentosos fotógrafos del archivo fotográfico de partería de la ICM. Con más de 1600 imágenes de matronas y matrones en acción en todo el mundo, esta colección muestra las diversas funciones que desempeñan estos profesionales en la mejora de los resultados sanitarios y la transformación de las comunidades. Desde las matronas que trabajan en comunidades indígenas remotas de Australia hasta las que ayudan a los refugiados de Cox’s Bazar (Bangladesh) y los estudiantes de partería que comienzan su camino en el ámbito sanitario en Pakistán, la colección da vida a la dedicación y resistencia de las matronas y matrones de todo el mundo. 

Esta serie se centra en las mentes creativas que hay detrás de estas imágenes, profundizando en sus perspectivas y en las historias que captan a través de sus objetivos. En este artículo, nos centramos en Fabeha Monir, una fotógrafa extraordinaria cuyo trabajo nos ha acercado a la vida de las matronas de Bangladesh, incluido su reciente trabajo documentando a las que atienden a la comunidad rohinyá en Cox’s Bazar. El talento de Fabeha para la narración visual, combinado con su profundo respeto por las personas y las comunidades que captura a través del lente de su cámara, la han convertido en una colaboradora fundamental de la fototeca y videoteca de la ICM. 

¿Qué le atrajo inicialmente de la fotografía y qué temas o cuestiones le apasionan más en su trabajo? 

Utilizo la fotografía, la escritura y la videografía para centrarme en relatos humanitarios, explorando temas como el desarrollo social, la migración, la violencia de género y las luchas de las comunidades desplazadas. Mi trabajo está impulsado por un fuerte compromiso para captar las profundas realidades de las vidas que documento. La fotografía me proporciona un extraordinario nivel de acceso a la vida de las personas y su apertura conlleva un tremendo sentido de la responsabilidad, no solo para retratar la verdad, sino para honrar sus historias con respeto y autenticidad. 

Al contar una historia, el reto consiste en crear un trabajo que sea a la vez impactante y compasivo, que atraiga al espectador para que aprenda más y se comprometa con los temas en cuestión. Mi objetivo es transformar las imágenes en emociones, evocando las experiencias universales de alegría, tristeza, dolor y resiliencia que nos conectan a todos. La humanidad está profundamente interconectada. Cuando uno de nosotros sufre, afecta a los demás de maneras de las que quizá no nos demos cuenta inmediatamente. Este ciclo de sufrimiento solo continuará a menos que tomemos medidas para cambiarlo y espero que mi trabajo inspire ese cambio. 

 

Antes de participar en este proyecto, ¿qué concepto tenía de la partería y cómo se interesó por documentar el trabajo de las matronas a través de la fotografía? 

En 2018, trabajé estrechamente con matronas por primera vez. En aquel momento, más de 5000 madres morían cada año durante el parto en Bangladesh. Las matronas desempeñan un papel fundamental a la hora de salvar vidas, pero a menudo se enfrentan a los prejuicios de médicos y familias. De este modo, se han convertido en pioneras de la emancipación. Durante ese periodo, documenté su trabajo para una publicación alemana, la revista Stern, en un proyecto titulado “Cómo las matronas defienden a los niños y las mujeres”. Gracias a esta experiencia empecé a comprender las complejidades de ser matrona en Bangladesh, donde la profesión era aún relativamente nueva en un país densamente poblado. 

Casi la mitad de las mujeres de Bangladesh dan a luz en casa, a menudo con ayudantes no cualificados. Muchas viven en zonas remotas, aisladas de los servicios de salud por carreteras intransitables. Las barreras culturales y económicas se suman a los problemas: los esposos pueden prohibir a las mujeres que busquen atención médica y las cesáreas en hospitales privados, a veces innecesarias, pueden costar diez veces más que los partos naturales. En algunos centros, las salas de maternidad tienen quirófanos, pero no salas de parto. Incluso hoy en día, mucha gente sigue sin entender del todo lo que hacen las matronas. 

Poco después de ese primer proyecto, documenté a las matronas durante el éxodo de refugiados rohinyás en Bangladesh, centrándome en los servicios vitales prestados por el Instituto de Partería Hope y el Hospital de Campo Hope de Cox’s Bazar. Estudiantes y profesionales en partería prestaban cuidados cruciales a mujeres y recién nacidos en los campamentos en un momento de inmensa necesidad. Desde entonces, he continuado documentando los servicios de partería, siguiendo los perfiles de muchas matronas para proyectos educativos, sin ánimo de lucro y editoriales, con la esperanza de hacer más visible su papel y aumentar la comprensión pública del trabajo que realizan. 

 

¿Puede describir el contexto en el que se tomaron las fotos y qué es lo que más le llamó la atención del trabajo de las matronas en esos entornos? 

Vista aérea del campamento rohingya de Cox’s Bazar, Bangladesh.

Las fotos se tomaron en Cox’s Bazar, concretamente en los campamentos de refugiados rohinyás y en el Hope Field Hospital, que presta servicios de salud esenciales a la comunidad desplazada. Las matronas que documenté están comprometidas con su trabajo a pesar de los inmensos retos a los que se enfrentan. Muchas de ellas trabajan en comunidades desatendidas donde las madres embarazadas suelen depender de los servicios de salud gratuitos que prestan hospitales y unidades de parto. 

Uno de los aspectos más notables de trabajar estrechamente con las matronas es su calma y paciencia. Su nivel de compromiso y trabajo las hace extraordinarias, y por eso las mujeres confían en ellas, ya que reciben una atención excelente de su parte. La forma en que las matronas tratan a las jóvenes embarazadas, especialmente en los asentamientos humanitarios, es realmente impresionante. 

 

Durante su estancia en Cox’s Bazar, ¿hubo algún momento o interacción específica que le dejara una impresión duradera? 

Empecé a trabajar con la comunidad rohinyá en 2017 y ha sido un viaje profundo. El carácter conservador de la comunidad, combinado con su limitado acceso a la atención sanitaria y a los servicios básicos, en particular para las mujeres y las madres embarazadas, ha sido impactante. Fui testigo directo de los retos a los que se enfrentaban, a menudo dando a luz en casa sin ninguna ayuda. 

Lo que me dejó una impresión duradera fue observar cómo las matronas generaban confianza y establecían relaciones sólidas con la comunidad. Transmitieron la importancia de acceder a los servicios de salud en los centros donde prestaban un apoyo esencial a las mujeres embarazadas. Fue extraordinario ver cómo las matronas entablaban conversaciones abiertas sobre salud y derechos reproductivos e higiene materna, fomentando un entorno en el que las mujeres se sentían cómodas compartiendo sus preocupaciones. 

La transformación que presencié fue revolucionaria. Mujeres que antes se enfrentaban a importantes barreras ahora abordaban con confianza sus problemas de salud reproductiva y pedían consejo a las matronas. El apoyo que recibían antes y después del parto supuso un cambio significativo en sus vidas. 

Fue extraordinario documentar y descubrir esta nueva confianza en las matronas. Aunque queda mucho trabajo por hacer, me siento esperanzada e inspirada por los progresos realizados. Fue realmente sorprendente ver cómo estas relaciones han empoderado a las mujeres de la comunidad. 

 

¿A qué retos se enfrentó al capturar estas imágenes en un entorno humanitario y cómo los superó? 

Trabajar en contextos humanitarios, especialmente con comunidades desplazadas como los rohinyá, conlleva importantes retos. Generar confianza es un proceso lento que requiere comprensión cultural, sensibilidad y respeto por las creencias religiosas. En esta conservadora comunidad, muchas mujeres prefieren no mostrar sus rostros, por lo que era esencial respetar su intimidad al tiempo que se captaban sus historias. 

Conseguir permisos fue otro obstáculo, ya que el consentimiento en este contexto a menudo implica no solo a las mujeres, sino también a sus esposos y ancianos. Respetando estas dinámicas culturales, pude fotografiar a las mujeres que recibían servicios de partería en el hospital Hope Field y en los campamentos. 

La confianza que las matronas ya habían forjado con la comunidad fue inestimable y creó un entorno de colaboración que me permitió abordar mi trabajo con respeto y empatía. Aunque el proceso de creación de confianza sigue su curso, me permitió documentar de forma significativa los vitales servicios de partería que se prestan en este complejo entorno. 

 

¿Cómo cree que su fotografía puede influir en la percepción de la partería y la salud sexual y reproductiva en contextos humanitarios? ¿Qué mensaje o sentimiento espera que se lleven los espectadores de sus fotos de las matronas? 

Creo que las imágenes que compartimos en esta plataforma resaltarán la dedicación y el duro trabajo de las matronas. A pesar de las dificultades -como la falta de recursos e instalaciones-, las matronas prestan un apoyo integral, aprovechando su formación y experiencia para ayudar a quienes lo necesitan. Sus servicios son esenciales y están relacionados con los derechos fundamentales de la mujer. Esto es especialmente significativo en los campamentos rohinyá y otras zonas de Bangladesh, donde el acceso a una atención sanitaria de calidad es limitado. Confío en que estas imágenes muestren el compromiso inquebrantable de las matronas, lo que en última instancia conducirá a mejores oportunidades educativas y a un mayor apoyo a sus instalaciones. 

 

Ahora que ha completado esta serie, ¿cómo ha evolucionado su perspectiva sobre la partería y su papel en entornos humanitarios? 

Es esencial que las organizaciones e instituciones proporcionen formación y recursos adecuados para que las matronas puedan recibir la mejor educación y capacitación. Los institutos de partería que funcionan en Bangladesh necesitan más apoyo, ya que las matronas prestan servicios que salvan vidas y no hay suficientes de ellas atendiendo en la comunidad. En contextos humanitarios, las matronas prestan servicios fundamentales. Sin su intervención, muchas mujeres de los campamentos podrían carecer de apoyo. En una situación de crisis en la que escasean los alimentos, las comunidades desplazadas no pueden esperar que el mejor tratamiento esté disponible de forma gratuita o a bajo costo. He visto a matronas salvar la vida de madres y niños en las circunstancias más difíciles, y todas las madres y niños merecen este servicio como un derecho humano fundamental.  

¿Tiene alguna foto favorita de esta serie? Si es así, ¿por qué le llama la atención?

Toda la serie tiene un profundo significado para mí, pero el proceso que hay detrás de cada fotografía es lo que realmente las hace destacar. El coraje y la transformación que se captan en estos momentos dan a las imágenes un impacto duradero. 

Dos fotos en particular tienen un significado especial. En una, la matrona Kanata sostiene a un recién nacido al que asistió durante el parto en el Hospital Hope de Cox’s Bazar. Desde el éxodo rohinyá, Kanata se ha dedicado a atender a la comunidad de refugiados. La comunidad tardó años en reconocer la importancia de la atención en partería, pero la experiencia laboral de Kanata se ha ganado su confianza. Hoy habla con seguridad, incluso cuando desafía las tradiciones o aborda temas delicados como la salud reproductiva. Su compasión y determinación hacen que su trabajo sea extraordinario. 

La segunda foto muestra a una mujer rohinyá que llega al Hospital Hope Field. Hubo un tiempo en que a las mujeres de la comunidad no se les permitía buscar asistencia sanitaria, pero ahora entienden que las matronas proporcionan cuidados prenatales y postnatales respetuosos y esenciales. Este cambio de mentalidad ha permitido a las mujeres acceder a los servicios que necesitan, lo que supone una transformación significativa en la comunidad.