Derechos humanos, Europa

Un día en la vida de Eva Vázquez Segura, matrona que trabaja en la atención afirmativa para personas transgénero

ICM
8 diciembre 2025

Eva Vázquez Segura es matrona y reside en Cataluña, en el noreste de España. Se tituló en 1997 y ha pasado la mayor parte de su carrera trabajando en los Servicios de Atención a la Salud Sexual y Reproductiva (ASSIR, por sus siglas en catalán), los servicios públicos dedicados a la salud sexual y reproductiva. Desde el principio, se sintió atraída por este campo: cuando era estudiante de enfermería, unas prácticas en una clínica ASSIR le mostraron cómo podía ser la atención sanitaria sexual y reproductiva respetuosa y centrada en la persona. Cuando España reabrió la formación en partería tras una larga pausa, Eva no lo dudó. Se presentó a los exámenes, se especializó y nunca abandonó la atención primaria.

A lo largo de los años, Eva se ha convertido en una referencia clave en materia de salud sexual y reproductiva inclusiva. Paralelamente a su trabajo en ASSIR, completó una maestría en Estudios de la Mujer y de Género, centrando su tesis en la sexualidad de las personas transgénero. Esta trayectoria académica profundizó su comprensión de las barreras a las que se enfrentan las personas trans y no binarias en los sistemas de salud y la posicionó para ayudar a cambiar la práctica desde dentro.

En 2016, Eva se unió a Trànsit, un servicio público multidisciplinario pionero para la salud trans, creado por matronas y ginecólogos de su propia ASSIR. Este servicio ofrece apoyo psicológico, social y médico, asesoramiento hormonal, opciones de fertilidad, incluida la criopreservación de gametos y atención en salud sexual y reproductiva en un marco totalmente afirmativo y despatologizante para las personas trans. Desde 2012, el equipo ha acompañado a más de 7000 personas y, en 2017, Trànsit fue reconocido como el punto de entrada oficial al sistema de salud público catalán para las personas trans.

El trabajo de Eva en Trànsit está estrechamente relacionado con su docencia en la Universidad de Barcelona y su investigación doctoral sobre la reproducción en personas no binarias. Aporta experiencias reales de sus consultas al aula, destacando lo esencial que es para las matronas y otros profesionales de la salud comprender la diversidad de género, evitar suposiciones y proporcionar una atención respetuosa e inclusiva. Considera que su función es conectar la práctica, la investigación y la educación para ampliar la visión de la partería y quiénes son sus destinatarios.

Así es un día en su vida:

En un día de Trànsit (trabajo en el servicio dos días a la semana), mi mañana comienza tranquilamente en casa. Me levanto temprano, me preparo una taza grande de té negro con leche y unas tostadas con aguacate, huevo o mermelada. Me gusta tener este tiempo tranquilo para leer, escribir o trabajar en mi doctorado.

Algunos días entre septiembre y diciembre, voy a la Universidad de Barcelona para dar clases en el curso de enfermería de salud sexual y reproductiva. Introduzco temas de género y diversidad sexual e intento que los estudiantes vean estos temas como conocimientos profesionales básicos, no como un extra opcional. Cuando un estudiante me dice: «Esta clase me ha importado», me confirma que este trabajo es necesario.

Almuerzo temprano, alrededor de las 12:30. Parece muy temprano para España, pero algunos días empiezo en Trànsit a las 14:00, así que me adapto. Tengo la suerte de vivir lo suficientemente cerca como para ir caminando hasta la clínica. Ese corto paseo me ayuda a cambiar de enfoque y prepararme para la tarde.

En Trànsit, mi trabajo consiste principalmente en primeras evaluaciones y visitas de seguimiento. La primera visita dura unos 90 minutos. Ese tiempo es esencial. Escucho la historia de cada persona: por qué ha venido, cómo se define a sí misma, su situación familiar y laboral, qué necesita en este momento y qué espera. Le explico todos los recursos disponibles en el servicio: apoyo de trabajo social, apoyo psicológico si lo desea, acceso a sesiones grupales y espacios entre pares facilitados por el equipo de Trànsit, información sobre hormonas, acceso a intervenciones de afirmación de género y opciones para la preservación de la fertilidad.

Las visitas de seguimiento suelen durar 45 minutos. Revisamos cómo les va, ajustamos los planes, respondemos a sus preguntas o les apoyamos en las diferentes etapas de la transición social o médica. Muchas personas han retrasado la búsqueda de atención médica debido a malas experiencias previas en entornos sanitarios, por lo que es fundamental generar confianza.

Parte de mi jornada también la dedico a responder correos electrónicos. Las personas se ponen en contacto con Trànsit a través de una sencilla dirección de correo electrónico que se comparte en el sitio web y en los servicios de salud. Esto hace que el servicio sea muy accesible, pero también supone un gran volumen de mensajes: preguntas sobre tratamientos, informes necesarios para los médicos de cabecera, aclaraciones sobre pruebas, solicitudes de citas. Responder lleva tiempo, pero es una de las razones por las que las personas se sienten cercanas a Trànsit. Saben que alguien leerá sus mensajes y les responderá con respeto.

Los miércoles por la mañana estoy en Trànsit. Empezamos temprano, con consultas a partir de las 8:30 A.M. Más tarde, se reúne todo el equipo. Somos un equipo multidisciplinario formado por matronas, ginecólogos, médicos de familia, psicólogos y un trabajador social, y nos enorgullece que nuestro equipo refleje la diversidad de las personas a las que atendemos. Estas reuniones son fundamentales. Discutimos casos, compartimos dudas, revisamos situaciones complejas y nos aseguramos de que las decisiones se centren en la persona y estén en concordancia con nuestro enfoque de afirmación trans. Es un equipo cohesionado y ese sentido de propósito compartido hace que el trabajo sea sostenible.

El resto de mi semana laboral la paso en ASSIR, donde presto servicios de salud sexual y reproductiva más amplios: asesoramiento sobre anticonceptivos, pruebas de ITS, detección del cáncer de cuello uterino, atención prenatal y posnatal. A veces también atiendo a personas trans y no binarias. Para mí, esto forma parte del objetivo: que cualquier servicio de salud sexual y reproductiva pueda acogerlas de forma segura, sin que necesiten una puerta especializada.

Cuando termino la jornada, intento desconectar un poco, aunque con el doctorado no siempre es fácil. Me gusta ir al cine, viajar o cenar con amigos. Durante más de 20 años he viajado regularmente con un grupo de matronas que se han convertido en una pequeña comunidad para mí. También he pasado por mi propio proceso de no maternidad, con el apoyo de un grupo de ayuda mutua. Estas experiencias personales me recuerdan lo importante que es para todos encontrar espacios donde se comprenda y se respete su vida.

Sus reflexiones

Lo que Eva más valora de su trabajo es lo mucho que aprende de las personas que conoce. Escuchar a personas trans y no binarias ha ampliado su visión del mundo y la partería. Sus historias revelan cuántas barreras y actos de violencia cotidiana siguen existiendo en los sistemas de salud y cuán urgentes son las nuevas narrativas sobre los cuerpos, las identidades y las familias.

Trabajar en Trànsit inspiró su investigación doctoral. Durante años, muchas personas no binarias y hombres trans le dijeron que pensaban que la adopción era su única posibilidad de formar una familia, no porque no quisieran llevar un embarazo, sino porque nunca habían visto ni oído hablar de otras opciones. Esa falta de referencias empujó a Eva a estudiar sus experiencias y estrategias reproductivas. Para ella, crear narrativas visibles y precisas es parte del cambio de la realidad.

Eva tiene claro lo que las matronas y otros profesionales de la salud pueden hacer ahora:

“Preguntar siempre los nombres y pronombres de las personas. Utilizar un lenguaje neutro y reflejar las palabras que las personas utilizan para describirse a sí mismas y a sus cuerpos. No hacer suposiciones sobre las relaciones, las familias o los cuerpos de las personas. Es necesario recordar que cualquier persona con anatomías y necesidades específicas puede beneficiarse de la atención de las matronas, independientemente de su identidad de género”.

A menudo utiliza ejemplos prácticos de cómo las matronas pueden apoyar a las personas de género diverso y responder a necesidades que a veces se pasan por alto en los servicios de salud, como los hombres trans que pueden seguir necesitando exámenes de mama o de cuello uterino, y las mujeres trans que pueden necesitar pruebas de detección de cáncer de mama, apoyo con una neovagina o lactancia inducida.

Su sueño es sencillo y ambicioso: que servicios como Trànsit dejen de ser necesarios porque todas las matronas y matrones, los médicos de cabecera, los pediatras y los especialistas estén capacitados y tengan la confianza necesaria para proporcionar una atención sanitaria sexual y reproductiva inclusiva y que afirme la identidad trans. Un mundo en el que las personas trans y no binarias puedan acceder a la atención sanitaria cerca de su hogar, sin miedo, sin estigma y con su dignidad plenamente respetada.

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