La precariedad laboral de las matronas en España
Autoras: Elena Fernández García e Irene Barba Mercado
Las matronas son profesionales esenciales del sistema sanitario público español que acompañan a mujeres y personas de género diverso desde la primera menstruación hasta la menopausia, velando por su salud sexual, reproductiva, materna, neonatal y de adolescentes (SRMNAH). Son una pieza crucial del sistema y ejercen una labor compleja, no solo por los conocimientos y técnicas que requieren, sino también por las competencias psicosociales que deben cubrir. Sin embargo, pese a la alta formación y responsabilidad que conlleva este rol, la realidad laboral de muchas matronas en España dista de ser estable, motivadora y justa. La precariedad laboral se ha convertido en una constante: contratos temporales, escasez de plazas estructurales, desigualdad territorial y falta de reconocimiento y de crecimiento profesional.
El itinerario formativo de una matrona en España es exigente y acorde con las directrices europeas. Tras cuatro años de grado en Enfermería, las aspirantes deben superar una oposición nacional (EIR), cuya preparación suele prolongarse, y cursar dos años de residencia especializada en Obstetricia y Ginecología, muchas veces en otros lugares del país según la puntuación obtenida en el examen. Sin embargo, al terminar este periodo, muchas matronas se enfrentan a un panorama marcado por la inseguridad contractual.
Precariedad y realidad en el territorio
A menudo, en lugar de acceder a una plaza estable en la sanidad pública, las matronas se ven obligadas a aceptar sustituciones o contratos de refuerzo, en ocasiones de apenas unos días. Es habitual recibir una llamada con muy poca antelación para cubrir un turno en un hospital o centro de salud distinto cada semana. Esta realidad se repite en todo el país, con variaciones según territorio, donde en demasiadas ocasiones las direcciones de recursos humanos relegan sistemáticamente a las matronas a un segundo plano. La formación especializada, lejos de garantizar estabilidad, se convierte en una puerta abierta a la precariedad.
Con demasiada frecuencia, la organización de los servicios es marcadamente medicocentrista y no aprovecha el potencial ni los conocimientos del resto de profesionales, entre ellos las matronas. Escuchar y valorar lo que pueden aportar las matronas al sistema —en hospitales y paritorios, en centros de nacimiento, en partos a domicilio y en la salud comunitaria desde los centros de salud— sería especialmente fructífero para mujeres, sus familias y sus comunidades.
Invertir en matronas no es un capricho ni una reivindicación corporativista: es una necesidad sanitaria urgente. Nuestro gobierno habla de igualdad, de salud pública, de humanización del parto. Pero sus discursos se desmoronan frente a los hechos: contratos temporales, turnos interminables, falta de personal, no cobertura de vacaciones o bajas, sueldos congelados y escasa representación en los espacios de decisión. Las matronas necesitan políticas reales que mejoren sus condiciones laborales y les permitan trabajar y vivir con dignidad.
Impacto en la atención y datos clave
En lugar de consolidar equipos y garantizar continuidad, la temporalidad merma la calidad de la atención. En Atención Primaria y en los hospitales, esta situación dificulta la continuidad de la atención por matronas, un pilar de confianza y resultados. La falta de estabilidad también limita que las matronas ejerzan el pleno alcance de su práctica en todos los niveles asistenciales.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2023 había 10.286 enfermeras con el título de matrona en España, de las cuales 8.084 estaban colegiadas. Sin embargo, no todas ejercen como tal: una parte importante trabaja en enfermería general debido a la falta de plazas específicas. En Atención Primaria, apenas hay alrededor de 2.300 matronas para todo el país, lo que puede implicar que una sola profesional atienda a miles de mujeres de varias localidades, especialmente en zonas rurales o con dispersión geográfica. En hospitales, los servicios de parto a menudo funcionan con plantillas ajustadas, donde una misma matrona puede atender simultáneamente a varias mujeres en trabajo de parto.
A la precariedad se suma el envejecimiento de la plantilla. En los próximos años está previsto que se jubile un porcentaje relevante de matronas en activo, mientras que las plazas de formación disponibles probablemente no sean suficientes para garantizar el relevo y el crecimiento necesarios. La falta de planificación a medio plazo amenaza con agravar la escasez y aumentar la presión asistencial. Esta presión, sumada a la temporalidad, incrementa el riesgo de estrés, ansiedad y burnout y dificulta la retención de talento. Además, las diferencias retributivas respecto a enfermería generalista y la falta de reconocimiento profesional empujan a algunas profesionales a otros puestos o fuera del sistema sanitario.
Una solución que suma esfuerzos
Esto no sucede solo en España. En muchos países, las profesiones sanitarias con alta participación de mujeres reciben menos reconocimiento e inversión; las matronas no son la excepción. España necesita invertir en matronas y ofrecer estabilidad laboral para retener el talento y atraer nuevas profesionales. Ese es el paso imprescindible para contar con más matronas capaces de cubrir las necesidades SRMNAH de la población y ofrecer continuidad de la atención por matronas. A escala global, la falta de inversión es tan marcada que se estima que el mundo necesita un millón más de matronas para garantizar una atención cercana, de calidad y basada en evidencia. Esta prioridad se alinea con un esfuerzo internacional para mantener a las que ya están, mejorar sus condiciones y sumar nuevas profesionales donde hacen falta.
Por esto, apoyar una petición como la lanzada por la ICM es vital. La peticion Un Millón Más de Matronas pide a los gobiernos invertir en matronas y matrones, reconociéndolos como proveedores esenciales y estableciendo políticas que les permitan ejercer todo su ámbito de práctica con atención segura y respetuosa; equiparlos con la formación, habilidades y recursos necesarios en entornos que apoyen y faciliten su trabajo; e invertir en el liderazgo en partería para que influyan en las decisiones y colaboren en igualdad con otros profesionales.
Hay mucho que hacer por las matronas en el mundo y en España, y claramente no todo se soluciona con una petición, pero este es un gran primer paso para dar visibilidad a lo que necesitamos.
Referencias
- Consejo General de Enfermería (2024). La falta de matronas pone en riesgo la salud de las mujeres en España. Recuperado de: https://www.consejogeneralenfermeria.org
- Instituto Nacional de Estadística (INE). (2023). Estadística de profesionales sanitarios colegiados. Madrid: INE.
- Rodríguez, M., Gómez, L., & Pérez, A. (2023). Estrés y burnout en matronas del sistema sanitario público español. Revista Enfermería Global, 22(2), 75–89.
- Sindicato de Enfermería (SATSE). (2022). Grave déficit de matronas en Atención Primaria. Madrid: SATSE.
- SATSE. (2024). Informe sobre precariedad y temporalidad en el personal de enfermería especializada. Madrid: SATSE.
El mundo necesita un millón más de matronas
Firma la petición y ayúdanos a reunir un millón de firmas para exigir un millón más de comadronas, así como las inversiones necesarias para hacerlo realidad.