Afrontando la crisis: la realidad de las matronas en Uganda

Escrito por: Ritah Niwamanya y Robina Biteyi
Como matronas en Uganda, llevamos años acompañando a mujeres, recién nacidos y familias, tanto en momentos de alegría como de dolor, de calma y de crisis. Hoy hablamos no solo en nuestro nombre, sino en el de miles de matronas que se enfrentan a retos similares en todo el país.
En reconocimiento del Día Internacional de la Matrona 2025, bajo el lema “Las matronas: cruciales en toda crisis”, queremos compartir las realidades a las que se enfrentan en situaciones de emergencia y por qué es necesario tomar medidas urgentes para apoyarnos.

Un viaje de esperanza y dificultades
Cada día, matronas como nosotras recorremos algunos de los paisajes más difíciles de Uganda: escalamos las montañas Rwenzori, nos enfrentamos a las colinas propensas a los deslizamientos de tierra de Bududa y Butaleja, cruzamos las áridas llanuras de Karamoja y prestamos asistencia en los barrios marginales densamente poblados de Katanga. Estos viajes conllevan grandes obstáculos y momentos de profunda esperanza, ya que trabajamos para garantizar que todas las mujeres y los recién nacidos reciban la atención que merecen.
Sin embargo, los retos son reales y cada vez mayores:
- Los desastres climáticos están agravando las emergencias sanitarias. Cuando se producen inundaciones, sequías y deslizamientos de tierra, las clínicas quedan destruidas o aisladas y las familias se ven desplazadas, lo que deja a las mujeres embarazadas y a los recién nacidos sin la atención que necesitan.
- La grave escasez de personal significa que, en muchas clínicas, solo una o dos matronas atienden a comunidades enteras. En situaciones de emergencia, esto se convierte en un peligro, tanto para las matronas como para las personas a las que atendemos.
- Las deficiencias en las infraestructuras convierten los centros de salud en espacios inseguros. Sin agua potable, electricidad o saneamiento, las clínicas pueden convertirse en lugares peligrosos en lugar de protectores.
- A menudo faltan medicamentos y suministros básicos. En medio de una emergencia, la ausencia de oxitocina, herramientas de reanimación neonatal o guantes estériles puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
- Los elevados gastos que deben pagar de su bolsillo obligan a las familias a elegir entre la atención sanitaria y la supervivencia. Los retrasos en el tratamiento pueden ser fatales.
Estos no son problemas abstractos. Recordamos a la madre que murió de una hemorragia posparto porque la clínica solo tenía una unidad de sangre. Recordamos al padre que preguntó: “¿Cómo voy a criar a nuestros hijos solo?”, y al niño que susurró: “¿Dónde está mamá?”.
Según la OMS (abril de 2025), en Uganda mueren 170 mujeres por cada 100.000 nacidos vivos. Se trata de una mejora, pero aún está lejos del Objetivo de Desarrollo Sostenible de menos de 70 para 2030.
Lo que hay que cambiar
Como matronas, nos encontramos en la encrucijada entre la vida y la muerte. A menudo, somos las únicas profesionales sanitarias que llegan a las personas más necesitadas. Para cambiar los resultados para las madres y los recién nacidos, necesitamos una acción sistémica:
Realizar inversiones de emergencia en el personal sanitario: los gobiernos y los donantes deben contratar, formar y apoyar urgentemente a más matronas, antes de que los proveedores sobrecargados colapsen y se pierdan más vidas. Se deben desplegar equipos de respuesta rápida en las zonas más afectadas, garantizando una remuneración justa, protección y apoyo en materia de salud mental a todos los proveedores.
Eliminar las barreras financieras mortales: ampliar la atención materna y neonatal gratuita y aumentar los fondos de salud de emergencia. Se debe dar prioridad a la plena aplicación del Plan Nacional de Seguro Médico para garantizar que la atención sanitaria sea accesible, asequible y equitativa. Ninguna mujer debería morir porque su familia no pueda pagar.
Mejorar las competencias de las matronas de primera línea para las emergencias: poner en marcha programas de formación intensivos y actualizados en atención obstétrica de emergencia, reanimación neonatal y autocuidado. Ninguna matrona debería enfrentarse a una situación de vida o muerte sin las herramientas y los conocimientos necesarios para responder.
Integrar la resiliencia climática en los sistemas de salud: reforzar la preparación para emergencias mediante la construcción de clínicas móviles, el posicionamiento previo de suministros esenciales y el apoyo a los trabajadores sanitarios comunitarios para que lleguen a las familias desplazadas por desastres climáticos.
Dar prioridad a la salud en los planes de respuesta a la pobreza: ampliar los programas de protección social que cubren la alimentación, la atención sanitaria y el transporte para las familias vulnerables. Estas ayudas son esenciales para proteger vidas en tiempos de crisis.
Hacer efectiva la rendición de cuentas en la respuesta a las crisis: en situaciones de emergencia, cada decisión y cada dólar deben contar. Una planificación transparente y auditorías periódicas son esenciales para garantizar que los recursos lleguen a las comunidades que más los necesitan.
Elevar las voces de las matronas y las jóvenes: en entornos humanitarios, las voces silenciadas conducen a resultados peligrosos. Se deben crear plataformas seguras y accesibles para que las matronas, las mujeres y las jóvenes puedan expresarse, dar forma a los planes de respuesta a las crisis y exigir la atención que merecen.
Un llamado a la acción
Estamos caminando más lejos, trabajando más duro y cargando más peso que nunca, pero no podemos hacerlo solos. Cada madre que se pierde, cada recién nacido que se entierra, es un recordatorio de lo que está en juego.
No pedimos milagros. Pedimos acción. Acción que sitúe la salud materna y neonatal en el centro de la respuesta a la crisis. Acción que considere a las matronas no como una partida presupuestaria, sino como un salvavidas.
Queremos que el mundo nos apoye, no solo que nos celebre. Invertir en nosotras. Escucharnos. Protegernos. Cuando las matronas están equipadas, apoyadas y empoderadas, no solo traemos bebés al mundo, sino también esperanza, dignidad y supervivencia.