Acompañando a la comunidad y a las familias: el Centro de Maternidad de Santa Bárbara

Escondido en una pequeña ciudad costera de California, Estados Unidos, encontramos el Centro de Maternidad de Santa Bárbara, un centro de maternidad sin ánimo de lucro que ha superado regularmente los retos del sector sanitario y se ha convertido también en un centro para la comunidad, ofreciendo ayuda a las familias desplazadas por los incendios del sur de California, los cuales devastaron la zona a principios de 2025.
La directora del Centro de Maternidad de Santa Bárbara, Laurel Philips, y la matrona Beth Lang nos invitaron a visitar sus instalaciones y compartieron con nosotros sus conocimientos sobre la gestión y el funcionamiento de un centro de maternidad comunitario.

Mantener las puertas abiertas a pesar de los retos
Fundado en 2011, el Centro de Maternidad de Santa Bárbara celebra su 14º aniversario, una hazaña impresionante en un sector en el que la vida media de un centro de maternidad es de solo cinco años. “En los últimos cuatro años, han cerrado 18 centros de maternidad en California”, afirma la propietaria del centro, Laurel Phillips, que ahora se dedica a tiempo completo a dirigir la organización como directora. “Hacemos todo lo posible. Somos una organización sin ánimo de lucro, por lo que hemos conseguido mantenernos abiertos en parte gracias a la recaudación de fondos. También recaudamos fondos para poder disponer de un fondo de subvenciones que permita acceder a nuestros servicios a las personas que no pueden pagarlos, ya que no formamos parte del sistema de seguros”, comenta Laurel.
¿El principal reto? La sostenibilidad. Como organización sin ánimo de lucro que opera al margen del sistema de seguros tradicional, el centro depende de la recaudación de fondos para proporcionar una atención de alta calidad y muy personalizada. “Los seguros no reembolsan a un ritmo sostenible”, explica Laurel. “Las matronas pasan horas con las usuarias. El reembolso de los seguros se basa en el modelo obstétrico, en el que la financiación se distribuye de forma diferente y no cubre ese tiempo adicional que es una parte fundamental de la atención en partería”.
Laurel y su equipo también han participado en importantes iniciativas de defensa y promoción a nivel estatal en California para garantizar que la atención en partería esté cubierta por el seguro estatal. “Si queremos asegurarnos de que las personas puedan acceder a nuestra atención de manera asequible y que se nos pague de manera justa por nuestro trabajo, debemos colaborar con los responsables políticos para encontrar modelos que funcionen”, explica Laurel.
Las matronas, los partos y el poder de la continuidad
Con un equipo de trabajo de tres matronas de tiempo completo y una de medio tiempo, el centro de maternidad atiende entre 85 y 110 personas al año. Alrededor 60 % de los partos tienen lugar en el centro, mientras que 40 % se producen en casa, un equilibrio que refleja la creciente confianza y comodidad de los usuarios. Las madres primerizas suelen empezar en el centro y optar por el parto en casa con los hijos siguientes.
“Todo el mundo sigue acudiendo al centro de maternidad para la mayor parte de la atención prenatal. Luego, todo el mundo recibe toda la atención posnatal en casa. Tanto si dan a luz en casa como en el centro de maternidad, las matronas los visitan en su domicilio para realizar cuatro visitas posnatales, lo que es realmente una de las piedras angulares de nuestra atención”. Esto incluye visitas a domicilio el primer, tercer y quinto día, y de nuevo en la segunda semana, además de un seguimiento de seis semanas en el centro de maternidad. Estas visitas a domicilio de 90 minutos suelen incluir revisiones de la madre y el bebé. “Queremos que se vayan a casa, estén en su cama y se queden allí básicamente durante dos semanas”.
Más que solo dar a luz
El centro también ofrece atención sanitaria para la mujer, con una atención integral en todo el ámbito de la práctica de la partería. “Es un modelo de atención de partería completo para exámenes anuales, pruebas de detección o atención previa a la concepción. Adolescentes, perimenopausia, menopausia”. Laurel destaca que el modelo de atención sigue profundamente arraigado en la filosofía de la partería, siendo muy amable, muy intensivo en tiempo, informado sobre el trauma y con énfasis en el consentimiento. “No es la típica citología”, explica. “Es un proceso que toma tiempo y se hace de manera amable. Siempre se pide permiso primero. Eso es muy importante para las personas que han tenido experiencias negativas en entornos médicos”.
Sin embargo, lo que realmente distingue al centro de maternidad es su profundo compromiso con la comunidad. Su sala comunitaria se caracteriza por su efervescencia de actividad: grupos prenatales y posparto gratuitos, clases de educación sobre el parto, apoyo a la lactancia materna, ponentes invitados sobre el sueño infantil, trastornos del estado de ánimo perinatales, salud del suelo pélvico y mucho más. “La idea es abrir paso a tener una buena experiencia”, dice Laurel, “estar grupo prenatal y pasar directamente al grupo posnatal, crea comunidad y sentido de pertenencia. Es mucho más fácil adaptarse cuando se está en un grupo con el que hacerlo”.
Más allá de la sala de partos: divulgación y educación
Aunque la mayoría de las usuarias encuentran el centro gracias a la divulgación de una persona a otra, el equipo está trabajando para llegar a un público más amplio, incluyendo a aquellas personas que ni siquiera saben que existe este tipo de atención. “A menudo, las personas acuden a nosotros en su tercer trimestre diciendo: Ojalá hubiera sabido antes de la existencia de este centro. Eso es lo que estamos tratando de cambiar”.
¿Su solución? La educación. Realizan visitas a las clases de salud en las instituciones educativas, acogen a estudiantes universitarios y dan charlas a futuros profesionales de la salud. “La mayoría de los estudiantes no tenían ni idea de que la atención en partería podía ser tan segura y cercana. Les deja asombrados”.
El objetivo es claro: llegar a las personas pronto, antes de que queden en embarazo, y hacerles saber que tienen opciones. “Si las personas se enteran de este tipo de atención a los 16 años, puede que lo recuerden cuando tengan 26”, explica Laurel.
Un refugio en tiempos de crisis
Cuando los incendios forestales desplazaron a familias del sur de California a principios de 2025, el centro de maternidad se convirtió en un refugio. “Una matrona de Los Ángeles llamó para preguntar si podíamos acoger a su paciente, que se estaba mudando aquí. Dijimos que sí, tres semanas antes de la fecha prevista del parto”.
En otro caso, una mujer embarazada que huía de los incendios llegó devastada. Su casa se había quemado. Una de las matronas la recibió un sábado. “Lloraron juntas. Le tomaron la tensión arterial. Simplemente se sentaron con ella. Eso es lo que hacen las matronas: brindar atención y consuelo en medio del caos”.
Estos momentos resaltan el papel único que desempeñan las matronas no solo en la salud física, sino también en la sanación emocional y la reconstrucción de la comunidad.
El futuro del parto es personal
En esencia, el Centro de Maternidad de Santa Bárbara no se dedica solo a asistir partos. Se trata de crear un espacio, literal y metafóricamente, para las mujeres y las familias que atraviesan transiciones en sus vidas.
Se trata de ofrecer una alternativa al sistema médico tecnocrático que tan a menudo pasa por alto el lado humano de la atención. Además, se trata de enseñar a la próxima generación, ya sea a través de la atención práctica, los grupos comunitarios o las charlas en las aulas, que el parto puede ser empoderador, amable y compartido.
“Las matronas construyen comunidad. Nos apoyamos unas a otras, a nuestras pacientes y a aquellas personas que desearían brindar atención, pero no pueden debido a las circunstancias. Se trata de crear espacio: para las personas, para sanar y para las posibilidades”, finaliza Laurel.