Asuntos humanitarios y climáticos, África

Matronas que apoyan a las sobrevivientes de violencia de género en Burundi

ICM
8 diciembre 2025

Se estima que, a nivel mundial, 840 millones de mujeres (casi una de cada tres) han sido víctimas de violencia física o sexual al menos una vez en su vida. Las mujeres que han sufrido violencia de género son más propensas a padecer depresión, trastornos de ansiedad, embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual y VIH.

Durante el último año, Burundi se ha enfrentado a una crisis económica sin precedentes, con más de la mitad de la población viviendo en la pobreza y sufriendo escasez de combustible, agua y electricidad. Esta escasez ha tenido un impacto directo en los servicios públicos, incluida la prestación de asistencia sanitaria.

Al mismo tiempo, mientras continúa el conflicto en las regiones orientales de la República Democrática del Congo, miles de personas han cruzado la frontera hacia Burundi, un movimiento que el ACNUR describe como la mayor afluencia que ha experimentado el país en décadas.

En situaciones como esta, las crisis interrelacionadas (entre ellas el cambio climático, los conflictos y la inestabilidad económica) intensifican la violencia de género y las mujeres se enfrentan a riesgos desproporcionados y a múltiples formas de discriminación que se entrecruzan.

En este contexto y como parte de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, queremos destacar la excepcional labor que realiza la Asociación Matronas en Acción (MAA, por sus siglas en inglés) en Burundi. En estrecha colaboración con el UNFPA, el Departamento de Género del Gobierno de Burundi y organizaciones locales, la asociación presta servicios esenciales de salud sexual, reproductiva, materna, neonatal, infantil y adolescente, con un fuerte enfoque en la atención centrada en la persona para las sobrevivientes de la violencia de género.   

Las matronas prestan atención vital en situaciones de conflicto y en los campamentos de refugiados

Las matronas que trabajan en zonas afectadas por crisis y en campamentos de refugiados desempeñan un papel crucial en la prestación de atención médica y psicológica a las sobrevivientes de conflictos y violencia de género. Su labor incluye el apoyo a la atención prenatal y posnatal, la prestación de servicios de planificación familiar, la garantía de la detección sistemática de infecciones de transmisión sexual (ITS), la vacunación de los recién nacidos y la educación de los jóvenes en materia de salud sexual y reproductiva (SSR).

A través de sus clínicas móviles, las matronas pueden llegar a todos los miembros de la comunidad y sus distintivas chaquetas rosas las hacen fácilmente reconocibles. Augustin Harushimana, presidente de la MAA de Burundi, explica que con el tiempo la gente ha comprendido que son matronas que ofrecen atención integral y centrada en la persona, no solo en lo que respecta a la salud materna y neonatal, sino también a los servicios de salud sexual y reproductiva y la respuesta de emergencia de primera línea.

El embarazo continúa durante las crisis, al igual que nuestras responsabilidades», comenta Augustin Harushimana, presidente de la MAA.

La violencia de género tiene efectos devastadores en la salud física, sexual y reproductiva, y afecta gravemente a la salud mental y el bienestar psicológico.

En las comunidades de Burundi, la violencia de género ocasiona miedo y limita la participación de las mujeres en la vida pública, lo que supone un obstáculo importante para la igualdad de género. Dentro de las familias, a menudo daña las relaciones y puede conducir a la separación o el divorcio debido a la falta de comprensión mutua y al estrés relacionado con el trauma. La violencia de género deja cicatrices visibles e invisibles que afectan a las personas, las familias y la sociedad en su conjunto.

Servicios de atención física y emocional para las sobrevivientes de la violencia de género

La compleja situación que afecta a Burundi, especialmente en las zonas fronterizas con la República Democrática del Congo, ha provocado un notable aumento de la violencia de género. En respuesta a ello, la MAA ha creado servicios específicos para las sobrevivientes.

Estos servicios proporcionan una atención inmediata a los casos de violencia sexual, incluida la prevención de ITS (como el VIH, la sífilis y otras), la prevención de embarazos no deseados mediante anticonceptivos de emergencia y el seguimiento de los embarazos resultantes de la violencia de género. Dado que las matronas suelen ser el primer punto de contacto para las sobrevivientes, la MAA colabora estrechamente con un equipo de psicólogos para ofrecer una escucha activa y apoyo psicológico básico. También realizan seguimientos periódicos para reducir el aislamiento y fomentar la resiliencia, además de organizar sesiones de escucha en grupo y talleres de superación del trauma para fomentar el apoyo mutuo entre las sobrevivientes.

Para ampliar su alcance a la comunidad en general, sensibilizan sobre los derechos de salud sexual y reproductiva, ofrecen orientación sobre los mecanismos de denuncia y los servicios de protección disponibles, además de proporcionar asesoramiento personalizado adaptado a la situación de cada sobreviviente.

Las mujeres se sienten seguras con las matronas y pueden compartir sus historias abiertamente. Todas las matronas están capacitadas para identificar, atender y referir a las sobrevivientes a psicólogos cuando se necesita una atención de salud mental más profunda. Trabajamos como un puente entre la recuperación médica, emocional y comunitaria” dice Augustin. 

Los retos

Al trabajar en los centros de tránsito donde llegan los refugiados, la MAA se encuentra con personas que sufren un profundo shock: muchas han perdido a sus seres queridos, sus hogares y su sentido de la dignidad. Muchas mujeres denuncian haber sido violadas durante el conflicto.

Entre los retos más comunes se encuentran:

  • Tabúes culturales y estigma: la MAA trabaja para abordar estos problemas mediante campañas continuas de sensibilización y concienciación de la comunidad.
  • Miedo a la exclusión o al rechazo: involucran a los líderes comunitarios y religiosos para romper el silencio en torno a la violencia de género, capacitándolos como agentes de prevención y apoyo.
  • Profesionales capacitados limitados: para fortalecer las habilidades, organizan sesiones de intercambio de experiencias entre los proveedores de servicios para mantenerse al día en la gestión de casos de violencia de género.
  • Necesidades básicas insatisfechas: apoyar a alguien que carece de alimentos o refugio es extremadamente difícil, por lo que la MAA coordina con socios humanitarios para garantizar que estas necesidades se aborden primero.

A pesar de las limitaciones, las matronas se aseguran de que las sobrevivientes sean escuchadas, atendidas y derivadas para recibir apoyo continuo.

La colaboración con los psicólogos

Inicialmente, la clínica móvil de las matronas no contaba con psicólogos. Sin embargo, después de solo un día de servicio, el equipo reconoció su importancia. Hoy en día, la colaboración con los psicólogos es sistemática.

Utilizan protocolos de derivación claros, comparten información esencial respetando la confidencialidad y coordinan el seguimiento, además de supervisar a las sobrevivientes. Los psicólogos proporcionan atención de salud mental y ayudan a ajustar los planes de tratamiento en función del progreso psicológico de cada persona. Las matronas y los psicólogos se complementan entre sí: juntos garantizan la continuidad de la atención y sanación.

Participación de la comunidad

La MAA involucra a los miembros de la comunidad en cada paso, creando conciencia sobre la violencia de género e invitando a las sobrevivientes a buscar atención inmediata para prevenir las ITS y los embarazos no deseados.
También capacitan e involucran a los líderes comunitarios como agentes de cambio, rompiendo tabúes y ayudando a prevenir y responder a la violencia de género. Se organizan regularmente talleres, mesas redondas y conferencias, a menudo con la participación de sobrevivientes dispuestas a testificar públicamente.

Cuidar al equipo

 

 

 

Trabajar en zonas afectadas por crisis expone a las matronas y a los profesionales de la salud a altos niveles de estrés, trauma y agotamiento emocional, por lo que es esencial contar con estrategias para prevenir el agotamiento y el trauma.
En este programa, las matronas trabajan en dos equipos rotativos: una semana de trabajo, una semana de descanso, esto con el fin de tener tiempo para descansar y recuperarse. Practican el autocuidado y el apoyo mutuo, se mantienen en contacto a través de grupos de WhatsApp y comparten experiencias con regularidad.
La MAA también organiza actividades recreativas, como picnics y días de playa cerca del lago, para promover la relajación y la cohesión del equipo. Fomentan la comunicación abierta y la expresión emocional e involucran a las familias en el apoyo al bienestar del personal.

“Cuidarnos a nosotros mismos es esencial para seguir cuidando a los demás con empatía y fuerza”.

Mejoramiento de los servicios de respuesta a la violencia de género en Burundi

Augustin comparte que su visión es un Burundi en el que todas las sobrevivientes reciban una atención compasiva, oportuna y integral. Para lograrlo, esperan:

  • Fortalecer la capacidad de los profesionales de la salud, incluidas las matronas, para brindar una atención integrada y sensible a la violencia de género.
  • Aumentar la conciencia de la comunidad para reducir el estigma y fomentar la denuncia.
  • Aumentar los recursos financieros y materiales para la prevención y la respuesta a la violencia de género.
  • Promover el empoderamiento de las sobrevivientes mediante la capacitación, las oportunidades de empleo y el apoyo psicosocial.
  • Seguir posicionando a las matronas como líderes confiables y capacitadas en la respuesta a la violencia de género en todo el país.

A otras matronas que trabajan con sobrevivientes de violencia de género en entornos de conflicto o de refugiados, la MAA les aconsejaría:

Prepárense mediante la capacitación y el aprendizaje continuo. Colaboren con otras personas: nadie puede abordar la violencia de género por sí solo. Entiendan que apoyar a las sobrevivientes es un proceso, no un servicio puntual. Comiencen por escuchar activamente: esto genera confianza y ayuda a las sobrevivientes a recuperar la seguridad en sí mismas. Estén disponibles, sean compasivas y estén preparadas para referir los casos cuando sea necesario. No esperen a que se den las condiciones ideales: comiencen con lo que tienen, trabajen con el corazón y recibirán más apoyo.

— Midwife in Action’s Association Burundi