Centros de maternidad dirigidos por matronas, Práctica de la partería, Américas

Un día en la vida de Beth Lang, miembro del Centro de Maternidad de Santa Bárbara 

ICM
4 agosto 2025

Santa Bárbara es una pequeña ciudad costera situada en el centro del estado de California. Desde 2011, alberga el Centro de Maternidad de Santa Bárbara, una clínica independiente de partería que ofrece servicios de salud sexual y reproductiva, así como atención durante el embarazo, el parto y el posparto a las familias de la comunidad. Con un equipo de trabajo conformado por tres matronas de tiempo completo y una de medio tiempo, el centro de maternidad atiende entre 85 y 110 personas cada año. Aproximadamente 60 % de los partos tienen lugar en el centro, mientras que 40% se llevan a cabo en casa, un equilibrio que refleja la creciente confianza y comodidad de los usuarios. 

Hablamos con Beth Lang, matrona del centro, para que nos contara cómo es un día típico en su vida. Beth tiene cuatro hijos pequeños y trabaja medio tiempo en el centro de maternidad. 

Un día normal

Cuando le preguntamos cómo es un día normal, Beth se ríe: “Ni siquiera sé si tengo uno”. Un día puede empezar con visitas prenatales, continuar con una visita posparto a domicilio y terminar asistiendo un parto, a menudo sin previo aviso. Sin embargo, gracias al modelo de consulta colectiva, el equipo comparte los turnos de guardia, lo que evita el agotamiento y garantiza que haya matronas disponibles que hayan descansado lo suficiente. “Es un modelo que me encanta y a nuestras usuarias también”.

Las matronas del centro tienen días de guardia y días libres. Ninguna de ellas está de guardia las 24 horas del día, los 7 días de la semana, durante todo el mes.

Eso sería muy difícil. Con este modelo, podemos contar con una matrona que no esté agotada en el parto, podemos relevarnos unas a otras. Aprecio mucho este modelo, y creo que nuestras usuarias también, porque cuando has estado despierta durante 24 horas, es posible que necesites una energía diferente como matrona y es importante contar con alguien que haya descansado bien para que pueda intervenir.

El centro también ayuda a las matronas a equilibrar las exigencias de sus propias vidas. “Yo tengo cuatro hijos, algunos días mi esposo los lleva al colegio, otros días una compañera me sustituye para que yo pueda estar presente en un momento importante para la familia. Hay momentos que realmente no te puedes perder, o que no quieres perderte, y tener un grupo en el que nos apoyamos unas a otras realmente ayuda”, explica Beth. Garantizar que las matronas puedan tener un balance entre el trabajo y las obligaciones familiares también ayuda a que permanezcan en la profesión.

En última instancia, me apasiona el derecho de la mujer a elegir sus planes reproductivos y de parto, incluyendo dónde y cómo dar a luz. No hay nada más sagrado que acompañar a una mujer en trabajo de parto y a su nueva familia. Es un privilegio que asumo con el máximo respeto y honor”,

concluye Beth.